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La cera de abejas

La cera de abejas es excelente para la fabricación de velas, aunque es menos versátil que las parafinas derivadas del petróleo, y necesita  mechas especiales para asegurar una combustión óptima.

Las velas elaboradas con cera virgen de abejas desprenden un suave y característico olor a miel, arden lentamente y su llama es limpia y brillante.

clases de cera de abeja

Cera virgen de opérculo o sello: Es la materia prima de todas nuestras velas, incluidas  las láminas de cera estampada que utilizamos para hacer las velas de panal.

De color amarillo intenso y agradable olor a miel, es la cera más pura y de mejor calidad. Procede de una fina capa de cera con la que las abejas sellan los panales llenos de miel. Para poder extraer la miel el sello se corta. Posteriormente se separa el sello de los restos de miel  e impurezas fundiéndolos con agua  hirviendo, o exponiéndolos al sol hasta que se funden. La cera obtenida se vierte en moldes formando bloques.

Cera amarilla: se obtiene de la fusión de los panales viejos y puede llevar también parte del sello. Generalmente es más oscura que la cera del sello, por la presencia de impurezas. Con ella se hacen las láminas de cera estampada, empleadas en apicultura o para hacer velas, aunque nosotros sólo usamos cera virgen de opérculo, de mayor pureza, ya que estas láminas pueden tener restos de parafina o de  los medicamentos que se emplean para combatir las enfermedades de las abejas.

Cera blanca: es imprescindible para la obtención de ciertos colores, pero resulta cara y costosa de encontrar.

El método tradicional para blanquear la cera  consistía en  rayar la cera en virutas delgadas y sumergirla en agua. Posteriormente se exponía al sol durante varias semanas hasta que se decoloraba.  Es un proceso lento que precisa de grandes superficies para poder  llevarlo a cabo, pero  se logra una cera blanca de excelente calidad. En la actualidad la cera se blanquea por procedimientos fisico-químicos que, si bien son mucho más rápidos, también conllevan cierta pérdida de cualidades. Se suele presentar en forma de perlas o lágrimas.