Artesanía Responsable

Desde que comenzamos nuestra labor como artesanos sentimos la necesidad de que dicho trabajo resultara respetuoso, primero con nosotros mismos y después con las personas y su entorno más inmediato, procurando minimizar el impacto negativo sobre éstas y el medio ambiente.

El grave deterioro que podemos constatar en determinados aspectos de nuestra sociedad industrial, nos ha llevado a cuestionarnos sus formas de trabajar.

Por ello, para nosotros en muy importante utilizar materiales nobles, naturales y no tóxicos como alternativa a las parafinas, geles y otros productos de síntesis derivados del petróleo empleados de forma generalizada en la fabricación de velas.

Más del 90% de la cera que consumimos procede de apicultores locales, a menos de 25 Km. de nuestro taller y el resto de provincias limítrofes,  a menos de 200 kilómetros. De esta forma, también contribuimos al desarrollo local y a la reducción de gases de efecto invernadero al acortar los desplazamientos para el transporte de mercancías.

Así mismo, prácticamente el 100 % de los recortes y restos de cera obtenidos durantes las distintas fases de la producción son reutilizados o recliclados.

Los únicos residuos que generamos en nuestro taller se limitan a los derivados de los envases y embalajes de las materias primas, cartones y pláticos que con frecuencia reutilizados antes de tirarlos.

El consumo de agua es muy pequeño y no interviene en ningún proceso suceptible de ser contaminada más alla del uso normal de una vivienda.

No obstante, en algunos productos como los fanales y en determinadas fases de la elaboración de ciertas velas es inevitable utilizar productos que no son naturales (pigmentos, esencias o parafina), pero siempre lo hacemos de forma tal que su presencia y proporción sea lo más pequeña posible.

Somos conscientes de que nos queda trabajo por hacer y muchas cosas aun por mejorar; lo importante es seguir en esa línea.

¿Por qué artesanalmente?

Para nosotros, trabajar artesanalmente es, en primer lugar, una opción personal que responde a una forma de entender y vivir la vida, de trabajar sin prisas disfrutando del mero hecho de hacer bien las cosas.

Imaginar una vela, que después realizarás con tus manos, es una tarea realmente gratificante, donde  el cuerpo y la mente participan por igual en un proceso creativo.

Juegas con la cera, la tocas, percibes su textura, su olor y color característicos; pero también observas y piensas.

Disfrutas aprendiendo y aplicando las técnicas de tu oficio; diseñando y viendo como toma forma lo que, inicialmente, eran sólo una idea y un trozo de cera.

El artesano se sirve de los conocimientos que le brinda su oficio para realizar su trabajo, pero también es innovador, curioso y espectador en un mundo cambiante con el que, inevitablemente, interactúa. Por eso sus obras siempre llevarán una impronta, un «toque personal» y diferenciador que las hace únicas y apreciadas.

Somos artesanos porque nos gusta y hace que nos sintamos un poco más libres.

¿Por qué trabajamos con cera virgen de abejas?

Abeja sobre lavanda

Las abejas tienen unas glándulas especiales para producir cera a partir de la miel procedente del néctar de las flores  que, a su vez, crecen gracias a la energía del sol.

Así pues, la cera de abejas se obtiene de un proceso limpio y sostenible que no genera residuos ni emisiones de CO2.

En cierto modo, las velas de cera de abejas podríamos considerarlas como “acumuladores” naturales de energía solar que, al encenderlas, liberan dicha energía en forma de luz.

Utilizar la cera de abejas para hacer velas supone, no sólo mantener una actividad laboral ligada al medio rural, fomentando el asentamiento de la población en estas zonas, sino, también, contribuir al mantenimiento del medio ambiente y la biodiversidad, ya que las abejas son las responsables del 90 % de la polinización de flores y plantas, silverstres o cultivadas, con una importante repercusión económica, tanto a nivel local como mundial.

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